Prohibieron en Madrid los carteles luminosos en la vía pública
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de la capital española aprobó ayer la nueva Ordenanza, que pretende acabar con la contaminación visual. Para retirar los carteles existirá un período de adaptación de 12 meses desde la entrada en vigor, prevista para septiembre.
Un nuevo elemento viene a completar la arquitectura de la nueva ciudad publicitaria: el tubo de neón. Tras los experimentos de la lámpara incandescente (iniciados en 1879 por Thomas Alva Edison), la progresiva utilización de la luz eléctrica a efectos publicitarios tuvo su definitivo espaldarazo en el hallazgo que Georges Claude dejó a punto en 1910. El primer anuncio luminoso con tubo de neón apareció «en una pequeña peluquería, el Palais Coiffeur del bulevar Montmartre, en 1912 Un año más tarde un espectacular signo de neón, el primero instalado sobre un tejado, irradió desde los Champs Elysées la palabra Cinzano, constrúida con letras de casi un metro de altura.
Falto de una organización internacional, Claude empezó a vender indiscriminadamente patentes y a conceder licencias de fabricación por todo el mundo, tal fue la demanda de este poderoso agente publicitario cuyas objetivas condiciones de seducción trastornaron las noches europeas y americanas, constituyendo con su mágico y fugaz parpadeo una inédita escenografía en el nuevo y alocado ritual del asueto nocturno.
Desde el punto de vista de su diseño gráfico
(composición del anuncio luminoso, elección de la tipografía y adecuación de alguna viñeta o símbolo) la inmensa mayoría de los proyectos, lo mismo entonces que ahora, son anónimos. La complejidad de su fabricación y la necesidad de adecuar el diseño a las posibilidades y exigencias del material (longitud del tubo entre electrodos, transformado-res de voltaje, etc.) suponen un minucioso proceso que obliga a un mínimo conocimiento técnico. Por regla general, las propias empresas fabricantes de luminosos disponen de un equipo de diseño que se ocupa de la realización del proyecto, al margen de que la sencillez estructural que impone al propio material reduce el repertorio a letras y signos tipificados por los folletos y catálogos de algunas de estas empresas, de las que serían muestras genéricas los de la empresa Novilux (Siluetas Artísticas Luminosas, según reza el subtítulo) de los años treinta o- los «Proyectos ara Anuncios Luminosos» de Philip-Di-Lemme, editados en 1953.
Bibliografia: El diseño grafico, Desde los origenes hasta nuestros dias. Autro Enric Satue.